Muchas
veces se estima que de todos los sentimientos humanos, el más efímero es la
gratitud. Quizás haya algo de cierto en esta aseveración. Ya que el saber
agradecer es un valor en el que pocas veces se piensa. Tradicionalmente
nuestras abuelas nos lo decían "de gente bien nacida es ser
agradecida".
Para algunas personas dar las gracias por aquellos servicios cotidianos es muy
fácil: el desayuno, la ropa limpia, la oficina aseada... Sin embargo, no
siempre es así.
La
gratitud implica algo más que pronunciar unas palabras de manera automática,
sino que responde a aquella actitud que nace del corazón, en aprecio a lo que
alguien más ha hecho por nosotros.
Ahora
bien, la gratitud no "devolver el favor": si alguien me sirve una
taza de café no significa que después debo servir a la misma persona una taza y
quedar iguales... El agradecimiento no es pagar una deuda, es reconocer la
generosidad ajena.
Aquella
persona agradecida busca tener otro tipo de atenciones con las personas, no
piensa en pagar por cada beneficio recibido, sino en poder devolver la muestra
de afecto o cuidado que tuvo.
Una
muestra sincera de agradecimiento proviene de un niño cuando con una sonrisa,
un abrazo o un beso le agradecen a sus padres aquellos obsequios o presentes
¿De qué otra manera podría agradecer y corresponder unos niños? Y con eso, a
los padres les basta.
En este sentido, estas muestras de afecto constituyen una manera visible
de agradecimiento; la gratitud nace por la actitud que tuvo la persona, más que
por el bien (o beneficio) recibido.
A lo largo de nuestra vida nos rodeamos de personas por quienes tenemos
especial estima, preferencia o cariño por "todo" lo que nos han dado:
padres, maestros, cónyuge, amigos, jefes... El motivo de nuestro agradecimiento
se debe al "desinterés" que tuvieron a pesar del cansancio y la
rutina. Nos dieron su tiempo, o su cuidado.
No debemos olvidar que nuestro agradecimiento debe surgir de un corazón
grande.
No siempre contamos con la presencia de alguien conocido para salir de
un apuro, resolver un percance o un pequeño accidente. ¡Cómo agradecemos que
alguien abra la puerta del auto, para colocar las cajas que llevamos, o nos
ayude a reemplazar el neumático averiado!
Reconocer el esfuerzo de los
demás cuando nos proporcionan ayuda
Acostumbrarnos a dar las gracias
Tener pequeños detalles de
atención con todas las personas: acomodar la silla, abrir la puerta, servir un
café, colocar los cubiertos en la mesa, un saludo cordial...
La persona que más sirve es la que sabe ser más agradecida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario