domingo, 25 de noviembre de 2012

Otros tipos de valores





Cuando entendemos lo que es un valor, descubrimos que casi siempre está acompañado por un “antivalor” o un “desvalor”. El valor de la solidaridad encuentra su antivalor en la insolidaridad. El valor del respeto tiene su correspondiente antivalor en el desprecio, etc.


A lo largo del siglo XX algunos filósofos elaboraron listas de valores y establecieron una escala de los mismos. Como un ejemplo, tomado del P. Joseph de Finance (1904-2000), podemos clasificar los valores en estos grupos:

a. Valores infrahumanos: existen realidades que valen para el ser humano en su dimensión más periférica. Por ejemplo, el placer, la fuerza física, la salud. Como dijimos, cada uno de esos valores tiene sus antivalores (el dolor, la debilidad, la enfermedad, etc.).

b. Valores económicos y “eudemónicos”: realidades con las que el hombre cree alcanzar cierta ganancia o beneficio desde el cual puede luego conquistar otras metas. Por ejemplo, el valor de la prosperidad, del triunfo, del dinero, etc.

c. Valores espirituales: realidades que valen porque permiten al hombre satisfacer sus deseos más profundos como persona, el conocer y el amar. Aquí encontramos los siguientes grupos de valores: del conocimiento (la verdad, la perspicacia, la memoria), de la experiencia estética (la belleza), de la vida social (la cohesión, la armonía, la solidaridad). También entran aquí los valores de la voluntad (fuerza de carácter, constancia). Algunos de estos valores se poseen de modo casi espontáneo; otros sólo pueden ser alcanzados después de un largo trabajo de formación y de esfuerzo.

d. Valores morales: son valores que tocan al ser humano en lo más profundo de sí mismo, en el uso de su libertad, en su responsabilidad. La enumeración podría ser larga, pero podemos mencionar los siguientes: la bondad de corazón, la rectitud de conciencia, la sinceridad, la autenticidad, la lealtad, la laboriosidad, la fidelidad, la generosidad, la servicialidad, la magnanimidad, la justicia, la honradez, la gratitud, etc.

e. Valores religiosos: son valores que se refieren a nuestras relaciones con Dios. Aquí podemos mencionar, por ejemplo, el valor de la oración, de la piedad, de la veneración, etc.

Si analizamos algunos programas para educar en los valores, notamos en seguida la ausencia de muchos de los valores que acabamos de mencionar, y la presencia de otros valores que tienen su importancia, pero que no son esenciales para la vida humana.

Por ejemplo, se habla mucho de la tolerancia, del respeto, de la apertura, del diálogo. Pero se olvida que cada uno de esos valores (a veces son virtudes) están relacionados o dependen de otros valores (y virtudes) sin los cuales no se consigue nada.


En otros programas hay cierta confusión, pues aparecen como superiores valores que son inferiores, si es que no se llega a mezclar valores y antivalores. Hablar, por ejemplo, del valor del sexo como si cualquier acto sexual fuese “valioso” por el hecho de producir un placer es no sólo contraproducente sino dañino, y lleva a consecuencias dramáticas al fomentar el desenfreno y la adicción (dos antivalores) en no pocos adolescentes.

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